Cacería en San Eduardo
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Luis Ergui y su guía Julio
Albornoz, junto a la cabeza de Ciervo Colorado que resultó
Medalla de Oro con mayor puntaje en la medición
de la última Temporada 2001. |
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Dormí inquieto. Antes que Gonzalo viniera a despertarme
y compartir el desayuno yo ya estaba listo. La noche anterior,
en una extensa sobremesa, analizamos con él y Ernesto
la posibilidad de encontrar una cabeza importante.
Hacía tres días que llovía copiosamente
y estaba ansioso por salir al campo. Ansioso y nervioso. Luego
de un breve viaje de diez kilómetros dejamos a Gonzalo
y su confortable camioneta y comenzamos con Julio, mi guía,
a caminar bajo una persistente llovizna. Al promediar el cruce
de un espeso fachinal escuchamos un potente bramido, entrecortado
a veces. Luego de media hora de una extenuante caminata, y tras
la rotura de mi pantalón de agua, nos sorprendió
un ruido cercano de ramas rotas. Levanté la vista y,
entre la espesura, divisé una enorme cabeza que se movía
con aire fantasmal. Nos detuvimos. Julio me miró, yo
no sabía cómo explicarle que el ruido de mi pantalón
al romperse había sido involuntario. Seguimos caminando
para salir a un terreno más limpio. No habíamos
hecho más de doscientos metros cuando, ante una suave
loma, Julio se detiene, escucha y se adelanta solo. Yo espero
unos metros detrás. De pronto se da vuelta hacia mí
y con su mirada comprendo lo que había visto. Adrenalina
pura. Mientras mis ojos buscaban un lugar donde apoyar el rifle,
él me ofreció su hombro izquierdo. No esperé
más, cargar el rifle y caminar hacia él fue un
sólo movimiento. Apoyé mi rifle en su hombro y
miré detenidamente a través de la mira. A noventa
metros detrás de un caldén, el ciervo. Las hembras,
atentas a nuestra izquierda, tosieron y el ciervo saltó
al unísono hacia ellas. Lo que veía era su cuello
y no dudé. Tiré del gatillo y el animal cayó.
Al tiempo que corría hacia el lugar cargué nuevamente.
A cuarenta metros me detuve y pude ver, a pesar de los arbustos,
la espectacular cabeza. Embriagados por la emoción, nos
confundimos con Julio en un gran abrazo. Fue necesario sentarnos
para tranquilizarnos y rememorar el momento vivido.
Al llegar al casco de la estancia cada gesto era expresión
de alegría compartida. Un sueño se había
cumplido, sueño que hubiera sido imposible sin la organización,
disposición, profesionalidad y pasión que Jorge
Noya y su gente ponen a nuestro servicio para una aventura memorable.
Luis Ergui
P.D.: los protagonistas nombrados en esta reseña
son Gonzalo Díaz Beruti, Ernesto Andreotti y Julio
Albornoz.
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Si algo defendimos con uñas
y dientes durante largos 32 años, fue el hecho
de tener en nuestras vidrieras el mejor Ciervo colorado,
cazado en nuestra provincia y por un pampeano
Foto: «Chito» López con el trofeo
record obtenido en 1970.
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Los pampeanos que históricamente
hemos estado convencidos de que la Caza Mayor en la Argentina,
o al menos la parte mas emocionante, se inició en nuestras
tierras; vemos con preocupación, como la mayor parte
de la prensa especializada en el orden nacional y los organismos
nacionales que ejercen funciones de contralor; tratan por todos
los medios de hacer creer que en esa materia lo máximo
en nuestro país es la Cordillera Patagónica.
También siempre han tratado de menospreciar nuestros
trofeos, como así también a nuestros cazadores,
esto sin ubicarme en el facilismo que representa pensar, que
están todos en contra nuestra. Si algo defendimos con
uñas y dientes durante largos 32 años, fue el
hecho de tener en nuestras vidrieras el mejor Ciervo colorado,
cazado en nuestra provincia y por un pampeano; cosa esta que
mucho molesta a los especialistas, que viven en la gran manzana,
o como se auto titulan residentes en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
En retiradas oportunidades han pretendido hacernos creer que
tal ciervo es mejor, o aquel otro, pero la realidad nos demostraba
que el ciervo del Chito seguía arriba.
En la fiesta de la Caza Mayor del año 2001 realizada
en la localidad de Quehué, en la medición de
trofeos que realiza la Federación Argentina de Caza
Mayor, fueron superados los dos records de esta provincia;
uno fue anunciado con bombos y platillos, el del ciervo colorado
obtenido por un cazador de Mar del Plata, radicado en Puerto
Madryn, el que invitamos a presentar en nuestra Fiesta, pero
lamentablemente no logramos convencer; sería que ya
habría logrado el objetivo.
También en esta oportunidad se superó con mucha
amplitud (24 puntos y fracción) el record de jabalí,
que ostentaba el Sr. Moro; y que a pesar de la abultada diferencia
no se hizo nada especial, simplemente se mencionó el
he-cho, lo que nos demuestra que la intención manifiesta
era hacer referencia unicamente al de ciervo
Desde estas líneas en que siempre hemos ejercido una
legítima defensa a la actividad cinegética en
nuestra provincia, queremos dejar en claro que seguiremos
con nuestros records, hasta que no se demuestre lo contrario;
y ha-ciendo una comparación muy futbolera, si querés
salir campeón le tenés que ganar a todos, y
en este caso eso no está demostrado.
Todavía podemos seguir diciendo esa remanida frase
record eran los de antes.
Carlos A. Rodríguez Eleno
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EL FOGON DE LOS RECUERDOS
El «matuasto», un rastro de siete años...
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«De izquierda a derecha
parados, dice Pablo Brajín: el primero no sé
quien es, el segundo de sombrero es «Chito»
López, después el nene es el hijo de «Chito»,
luego mi papá, el que está agachado es Andrañe,
y el vehículo una Chevrolet 28, tipo camionetita.
Al abuelo nunca le gustó sacarse fotos en cacería,
no hay ninguna foto de él cazando.».
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«Nuestra información diaria se ve salpicada de
continuo como detalles siempre interesante de la Caza Mayor
en la Provincia. La de hoy por ejemplo que contiene la frescura
de lo reciente no está exenta de una emotividad fuera
de lo común sino impregnada por esa vivacidad espontánea
del relato que adereza con suspenso el cazador. Se trata de
la cacería de un viejo depredador bravo, bravo en cien
lides con perros avezados, ventajero empedernido que siempre
orilló el monte desapareciendo tras diezmar las majadas.
El «matuasto» había sido el trofeo soñado
por muchos, un jabalí, ya viejo en andanzas, al que muchos
se conformaron con sólo haberlo visto o rastreado».
(Así se inicia la reseña de la página del
diario «La Reforma» del domingo 14 de noviembre
de 1965, recorte que integra el álbum de recuerdos de
la familia Brajin y que reproducimos en este Boletín).
Don Manuel Brajín y un rastro de siete años.
El «matuasto» fue desde hace aproximadamente siete
años, un jabalí como pocas veces tiene oportunidad
de seguir un cazador, según la opinión de Dn.
Manuel Brajín. Viejo conocedor de sus mañas
y predilecciones, le había distinguido en una madrugada
fría y helada tras unos pastizales cercanos al monte
y fue sorprendido por su extraordinario tamaño y alzada.
Fue solo un instante, tras el cual en zigzagueante rumbo,
la maraña del monte lo cobijó.
En tanto, los campos de los señores Cachahua, Cobo
y otros, a escasas doce leguas de Santa Rosa, seguían
lamentando las matanzas de ovejas con que de contínuo
se poblaban sus potreros.
Don Manuel Brajín cazador deportivo como tantos representantes
de nuestro medio, pero empedernido como pocos, le sigue la
pista ya tres años. Nuevamente la espera de barbado
rostro y escarchada manga le brinda la inmensa emoción:
A cien metros divisa al «matuasto». El sacudón
de la percusión da paso a la fija mirada mientras el
jabalí huye malherido con un proyectil del Brenner
en la paleta.
Pasa el tiempo y no pocas apariciones del bravo jabalí
le enfrentan con esquiva suerte. «El matuasto»
es motivo de charlas y no pocas pullas en rueda de cazadores
donde el mate y el churrasco se condimentan con esas historias
tan felices de nuestros cazadores.
Para el Sr. Brajín en cálculo no apresurado
el trofeo tan buscado le viene costando unos trescientos mil
pesos. Esta friolera de pesos es bien comprensible para quienes
le conocen y saben de sus siempre infaltables provisiones
cuando emprende sus prolongadas y reiteradas cacerías.
Una jornada decisiva: El domingo pasado, una aventura corriente
para este grupo de vecinos compuesta por el Sr. Manuel Brajín,
Héctor López, Oscar Brajín y Marcelo
Andragnez, los ubica en el campo del Sr. Cobo y el campo de
Cachahua. Aún no ha amanecido, pero el rastro es fresco.
Un borrego despanzurrado da la pista. Don Manuel Brajín
aconseja aguardar las primeras luces sobre los fachinales
cercanos al monte. El jabalí al amanecer regresaría
a su guarida.
Las sombras se retiran y el grupo se desplaza. Al llegar a
un alambrado se produce el encuentro «ahí está
el matuasto». -Es una sentencia de muerte.- Han sido
vistos y la persecución se inicia. Suena un disparo
a la carrera. Héctor López baja su 7/65 boliviano
y a 150 mts. yace con el corazón partido por el impacto
el viejo «matuasto», al borde mismo del monte
donde tantas veces tuvo refugio queda para siempre las andanzas
de un viejo depredador. Se considera que tan sólo en
la presente temporada ha muerto a cerca de 500 ovejas.
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El apellido Brajín en La Pampa
es sinónimo de toda una generación de cazadores.
«Antes se cazaba a escopeta y linterna, tanto los ciervos
como los chanchos, eso marcó una época, ahora
se caza con fusil, hay reflectores, miras telescópicas,
es distinto...» nos contó Pablo Brajin(foto), y
agregó: «La munición que se usaba era el
breneke o posta, más efectivo era el breneke a distancias
cortas, por supuesto, a su alcance de 70 u 80 metros. Esto lo
convertía en una cacería mucho más elaborada...»
«Aparte, cosa que antes no había eran apostaderos,
un sobretodo nomás y con eso aguantaban las heladas de
10 ó 12° bajo cero...»
«Mi primer chancho apostado me lo hizo cazar mi abuelo,
pasamos el sembrado, me despertó y me dijo Pablito vaya
con la escopeta abierta, súbase arriba del caldén,
la soga póngala ahí, al rato bajaron los chanchos
y maté uno, me quedó grabado para siempre...» |
Nueva reglamentación
en la temporada
de caza de Ciervo Colorado
Cazadores y dueños de campos desconformes
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Ernesto Andreotti, presidente
del Club de Caza, Raúl Minuet, presidente del Tiro
Federal Santa Rosa, junto a Raúl Salomón,
Carlos Rodríguez y Heraldo Iglesias, también
miembros del Club. |
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Dirigentes del Club de Caza Mayor y Menor de La Pampa «Mapú
Vey Puudú» se mostraron en desacuerdo con la reglamentación
de caza de ciervo colorado de la temporada 2002 -que comienza
el 15 de marzo- emitida recientemente por la Dirección
de Recursos Naturales de la Subsecretaría de Asuntos
Agrarios, que indica que la caza deportiva de dicha especie
estará permitida sólo en los campos que se inscriban,
además de los habituales cotos de caza, tema que advirtió
y adelantó REGION® la semana pasada (ver N° 552).
«Hace unos días que tenemos la reglamentación,
estamos tratando de registrar los campos y vemos en la opinión
de los cazadores y socios del club que reniegan de esta medida
porque son trámites bastantes engorrosos porque hay
gente que no está en Santa Rosa y tiene que trasladarse
a registrar los campos con la documentación»
explicó Ernesto Andreotti, presidente de la mencionada
institución cinegética.
Andreotti, mencionó también que en la nueva
reglamentación se indica que para legalizar el trofeo
de ciervo hay que presentarlo con el cuero entero en la comisaría
dentro de las 72 hs. de cazado, junto con una boleta de depósito
de Rentas. «Si un cazador está en un campo un
fin de semana, y si no tiene la boleta de depósito,
el trámite se le complica». Agregó que
«todas estas cosas nosotros las hablamos con la Dirección
de Recursos Naturales, pero tendrían que haberlas anunciado
con mucha más anticipación, con un conocimiento
mucho más fluido» dijo Andreotti y aseguró
que en dichas reuniones el tema del registro de los campos
libres para caza de ciervo no quedó claro ni consensuado.
Perjudican la caza deportiva
Andreotti añadió que este tipo de medidas perjudican
sólo a quienes cumplen las reglas porque los cazadores
furtivos no se ven impedidos de ninguna manera. «Nos
vamos a ver perjudicados porque va a haber un montón
de trofeos que se van a perder» subrayó en referencia
a los cazadores que podrían no legalizar el trofeo
y tampoco integrar el Ranking Pampeano.
Por otra parte, Raúl Salomón especificó
que los propietarios de campos no acceden fácilmente
a registrar sus campos para la caza, por evitar cuestiones
burocráticas. «Esto nos lleva a que nos perdamos
el turismo que viene todos los años y que terminen
cazando en otras provincias que no tienen trámites
tan engorrosos para cazar en un campo libre» dijo.
Otra cuestión es que «se tendría que haber
hecho con más tiempo la comunicación de la reglamentación.
Recién salió a 15 días de comenzar la
temporada, no hay tiempo para plantear una discusión
seria con las distintas partes» manifestó Carlos
Rodríguez.
Convenio entre
Tiro Federal y Mapú Vey Puudú
Proyectan construir polígono de tiro en Toay
El presidente del Tiro Federal Santa Rosa, Raúl Minuet,
indicó que se encuentran en gestiones para la construcción
de un polígono en el Club de Caza y advirtió
sobre las consecuencias del cierre de las instalaciones de
la institución.
Minuet, que participó de la conferencia de prensa del
Club de Caza invitado por dicha entidad, recordó que
el 27 de diciembre pasado el Tiro fue desalojado por orden
de la Justicia Federal (por una vieja cuestión acerca
de la propiedad y el uso del predio que fue donado, hoy en
manos del Ejército Argentino), actualmente se encuentra
clausurado y la institución con actividad nula. «Hemos
estado trabajando con la Comisión Directiva del Club
de Caza, porque nos hicieron el ofrecimiento de permitir construir
un Tiro en el Club. Estamos trabajando con borradores y viendo
la forma de cómo construirlo, además de tramitar
la habilitación municipal de Toay» detalló
Minuet.
Beneficios a socios
Por otra parte, «estamos haciendo un borrador para que
a partir del 1° de abril por medio de un convenio el socio
del Tiro Federal va a poder hacer uso de las instalaciones
del Club de Caza abonando la cuota del Tiro, porque hasta
el momento no se le ha podido brindar ningún servicio
al asociado. Cuando estemos funcionando como Tiro Federal
dentro del Club de Caza, tendríamos que hablar de una
fusión, ya que son actividades relacionadas».
Consecuencias del cierre del polígono
«Nos preocupa que en este momento está en peligro
la seguridad pública porque mucha gente va a tener
la necesidad de regular sus armas y va a salir a hacerlo a
un campo, al costado de la ruta, en una cantera o médano,
es decir en cualquier lugar no habilitado por el Registro
Nacional de Armas. Esa persona pone en riesgo la seguridad
pública porque ese proyectil no está direccionado,
puede ir a cualquier parte...» denunció Minuet.
Mencionó además que el Tiro Federal había
hecho un convenio con la Policía Provincial para la
práctica de tiro de los efectivos. El convenio ya estaba
en marcha, y quedó interrumpido con el desalojo. El
convenio «era para que el policía que usa un
arma para defender a la comunidad tenga un entrenamiento,
que no lo tenía antes. Es decir que en este momento
la Policía de La Pampa no tiene un lugar habilitado
en Santa Rosa para poder entrenar su arma. Está en
riesgo la seguridad pública» insistió
el presidente del Tiro Federal Santa Rosa.
«Por eso es nuestra preocupación tener un lugar
habilitado por el Renar para tirar, y la idea es hacerlo en
el Club de Caza» dijo por último.
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